El inglés es el idioma predominante en nuestro mundo actual. Hoy en día es uno de los factores de acceso a mejores oportunidades en un mundo globalizado como el que vivimos es el dominio de este idioma. Un idioma que se ha convertido en la puerta de acceso a muchas oportunidades, ya sea tecnológicas, sociales, científicas, laborales, entre otras. Por ello, es de vital importancia la enseñaza del idioma anglosajón en la educación.
Nos encontramos con que la mayoría de las personas que residen en un país cuya lengua nativa no es el inglés, deciden estudiar este idioma como segunda lengua, dado que ofrece grandes posibilidades y oportunidades, tanto a nivel laboral como cultural.
Es evidente, que como otras disciplinas, los idiomas son más fáciles aprenderlos desde pequeños. Pero es primordial, que la enseñanza se continúe hasta edades más avanzadas, en cursos esculares como la ESO y el Bachillerato. El aprendizaje de un idioma extranjero genera una serie de obstáculos que se encuentran en la forma de la docencia y el método didáctico. Entre los métodos más conocidos para el proceso de enñanza -aprendizaje destacan los siguientes:
- Método gramática – traducción. Es el método tradicional donde se estudia la conjunción de las reglas gramaticales y su funcionamiento
- Metodo directo. Se nutre directamente en la conexión directa de la palabra extranjera con su significado, y no con su traducción.
- Método audio visual. Representa el uso de recursos visuales y auditivos para desarrollar las capacidad del alumn@.
- Método comunicativo. Se sustenta en el aprendizaje de la lengua a partir de la comunicación bidireccional.
- Apredizaje en proyectos. Formanta la participación y el trabajo en grupo con el fin de nutrirse y reforzar los conocimientos de los alumno@s
Asimismo está comprobado, que aprender un idioma ayuda a aprender otro idiomas extranjeros. Aprender inglés desde el colegio hasta el instituto te ayudará a ver el inglés como una “lengua madre” y lograrás perfeccionarlo con los años. En este sentido los profesores somos los guías que aportan los ingredientes de la receta, pero no debemos olvidar que son los alumnos los que deben ponerla en marcha.